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jueves, 1 de diciembre de 2016

Un debate sobre el sorteo en el curso "No nos representan"




Más allá de los procesos electorales, las instituciones de los gobiernos democráticos siempre han generado diversas vías para movilizar la participación de la gente. La historia de las democracias está llena de ejemplos. Dependiendo de los métodos implementados, cuya selección implica siempre una decisión política clave, las instituciones delegan parte del poder en las personas que se involucran en los procesos de participación, construyendo así un entorno cooperativo. Al menos formalmente: según el grado de delegación y el diseño de las estrategias participativas, el poder de la ciudadanía en dichas dinámicas puede variar mucho. Algo que, en algunos casos, puede llegar a convertirse en una mera performance con vistas a generar un “efecto democracia”, pero cuyo impacto real es más bien tibio, nulo o sospechoso de esconder una agenda oculta. Existen diferentes repertorios y procedimientos para vehicular las decisiones de la ciudadanía en un marco democrático. Los más básicos serían la deliberación, la consulta, el voto y el sorteo. Si el voto implica la toma de decisiones más simple, la deliberación refleja una densidad democrática mucho más compleja: son la praxis de la discusión y el debate colectivos quienes marcan —mediante acuerdos o votaciones— una resolución. La consulta —vinculante o no— puede permitir movilizar la opinión de la sociedad, incluyéndola en debates colectivos o haciéndola partícipe de decisiones políticas que requieren un amplio consenso social. De entre todos estos procedimientos, que pueden combinarse de muchos modos entre sí —ya sea en formato analógico u on line—, el menos conocido es el sorteo. Sin embargo, probablemente sea éste uno de los recursos más interesantes para pensar hoy la participación, la redistribución del capital político y la democracia. A lo largo de la sesión, y de la mano de los conceptos apuntados, recorreremos la historia del sorteo analizando su uso político en diferentes contextos: desde las primeras democracias griegas hasta la Florencia de Maquiavelo, para después analizar su abandono en el marco de la Revolución Francesa (1789). ¿Por qué se abandonó el sorteo? Finalmente abordaremos el resurgimiento actual del sorteo y las razones del mismo. ¿En qué sentido el sorteo sería capaz de impulsar hoy una mayor democratización de las instituciones? ¿Cómo puede mejorar los procesos de participación? ¿Qué virtudes tiene el azar a la hora de movilizar a la ciudadanía complementando las dinámicas deliberativas? ¿Cuáles son sus virtualidades a la hora de socializar el capital político en sociedades como las nuestras? José Luis Moreno Pestaña, profesor de filosofía de la Universidad de Cádiz e investigador en los ámbitos del sorteo y la democracia, nos introducirá en todas estas cuestiones

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